martes
69ª El Fondo de Paz y las Hormigas
Resulta que hubo un tiempo dentro de la secta en las que yo asistía a cursos de perfeccionamiento de mi oficio y me traslada un día o dos a otra ciudad. Allí a veces coincidía con antiguos compañeros de carrera o veíamos la manera de ir juntos, sobretodo con uno al que llamaré Ariel.
El caso es que Ariel nunca supo nada en aquellos tiempos de mi pertenencia a un linaje, solo una vez nos vio al líder y a mi hablando por la calle en una de esas de tantas veces que nos veíamos en los primeros años de la secta para hablar de enseñanzas.
Una de esas veces me fui a un curso y en vez compartir habitación como alguna que otra vez, Ariel prefirió irse a otra con otro amigo y yo me quedé con la habitación sola para mi.
Me acuerdo que cuando me levantaba por las mañanas había unas pequeñas hormigas caseras rondando por allí. Y notaba una paz y tranquilidad que surgía de ellas. La soledad y el silencio me hacían entrar en ese ámbito de paz. Las hormigas parecían estar en armonía y naturalidad con el mundo, y en esos momentos yo no sufría de la guerra en la mente que tanto me fatigaba a veces.
Me acuerdo que en los primeros años de la secta, cuando aún estaba bajo la titularidad del lama fundador antes de la traición del líder a él, en una de las numerosas enseñanzas de los viernes me entró un profundo arrepentimiento. Yo de joven había matado muchas hormigas de forma cruel y también a otros animales pescando. Y sentí con enorme tristeza el haber arrebatado la vida de esos animales sin necesidad. Se lo conté en ese momento al líder, y lloré mucho, mi corazón se volvió blando, algo en mi había cambiado.
El líder me dijo que ninguno de aquellos animales había muerto porque no le llegase su hora. Quizás lo hizo para consolarme, o quizás fuera verdad. El caso es que me sugirió una práctica que consistía en salvar a cualquier animal, siempre que pueda hacerlo, que esté en peligro. Por ejemplo: un caracol que va a ser pisado, una mosca atrapada, cualquier animal.
Así lo hice durante mucho tiempo, y ahora también lo hago, no me cuesta ningún trabajo. También podía dedicarles prácticas, y lo hice muchas veces, para su beneficio espiritual y que así encuentren un renacimiento en otra vida más favorable.
Desde aquellos años algo en mi cambió y los animales dejaron de ser "inferiores" en importancia, incluso tuve sueños en los que la mente de un pez que maté estaba delante mía y yo lo veía como una consciencia más igual que la mía. No había diferencia y tenía el mismo derecho a vivir que yo, también le conté eso al líder, que cuando vio mi arrepentimiento se alegro mucho.
En entrevistas posteriores de esos años, él me decía que yo tenía un fondo de paz, que no sufría tanto como los demás, y me puso el ejemplo del señor C que sufría mucho. Lo dijo para que fuera consciente de como era yo pues parecía que no lo era.
El caso es que cuando notaba esa paz en aquella ciudad yo no me acordaba de todas esas enseñanzas, simplemente vino con naturalidad. A lo mejor es que era así y allí sin gente, y también sin secta, podía sentirme a mi mismo. La verdad que me vino bien estar en la "soledad" buena, diferente al "aislamiento" sectario que es negativo.
Recuerdo que ya por la noche salimos la gente del curso por ahí, que por cierto no recuerdo nada de lo que hicimos, seguramente fue algo anodino. Y el líder me llamó al móvil para decirme que había tenido una revelación con el tema de los reyes magos de oriente. Estaba hablándoles a los demás de eso, y noté por el teléfono como sufría, debido a su apego, de que yo no estuviera por allí. La verdad que no tenía ganas de hablar con él, además curiosamente él no sabía que ese fin de semana me había ido. Lo más seguro es que le sentaría mal, pero sabía que no podía mostrarlo delante mía.
Él sabe como retroceder cuando no ve la ocasión, es estratégico como ya he contado en otras entradas.
Yo creo que en esas fechas, por lo que he averiguado, estaba muy ocupado de mantener cerrado el grupo de las mujeres y que debido a eso no llegaba a controlar todos mis movimientos. Confiaba mucho en su estrategia, como buen creído que es, y enfocaba su energía a aquello que le parecía mas urgente, en este caso las mujeres y algunos hombres de los cuales necesitaba que se comprometiesen más, sobretodo porque aportaban más trabajo.
Aclaro que a veces algún acólito tenía algunas rebeldías, como el señor C por ejemplo, y entonces el líder enfocaba su tiempo mas en los problemas que surgieran y dejaba un poco de lado otras cosas.
Por muy psicópata que fuera, no era Dios (aunque se lo creyese), y no podía estar en todos lados, je,je...
Por mi parte me quedo con las hormigas, que al menos me dejaban vivir en paz...que lástima que en algún tiempo las dañé. En mi casa seguimos sacándolas con un papelito para no pisarlas siempre que podemos...la naturaleza es maravillosa, pena y mal es que el hombre actual se ocupe tan poco de ella. Con secta o sin secta el hombre bruto sigue existiendo, solo pensando en explotar los recursos, construir, contaminar...es algo que me apena. El mundo de afuera tampoco está bien.
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