sábado

71ª Rebelión, continuación del capítulo 48 y del 54.



Después de la última y final entrevista (capítulo 48) que tuve con el líder todo parecía ya decidido. El hecho de dejar  el linaje rondaba ya por mi mente cada vez con más insistencia. Me acuerdo que incluso cuando iba en mi moto, una palabra venía a mi mente una y otra vez: Opresor!, opresor.

El líder era ya un enemigo, pero aunque lo empezase a ver como una amenaza todavía tenía dudas de ello. Aun la programación sectaria funcionaba por si misma y en mi cabeza había una guerra mental de dos mentes que luchaban entre si en un combate agotador y continuo. De manera concienzuda yo alimentaba a mi primera mente con lecturas cada vez mas insistentes de libros de sectas y de técnicas de control mental. La idea de que había tenido la mala fortuna de haberme cruzado con un falso guru iba cada vez tomando más cuerpo. 

Empecé a atar cabos, a hablar con mas libertad con mi novia, a exponer mis dudas. Pero la culpa y la angustia me seguían atacando duramente, aun así solo quería una cosa: largarme de allí.

Me acuerdo que una vez vino el líder al local de trabajo con Jp, y yo ya lo miré de frente desafiante desde mi mesa de trabajo. El se percató de ello, sabía que yo estaba convirtiéndome en un problema.

A veces he pensado que en la última entrevista él quizás quiso provocar mi salida, o acelerarla. Le quedaba ya poco tiempo para ser llamado al juicio de abusos sexuales y pienso que no le interesaría tener una voz disidente dentro del grupo que amenazase la estabilidad de este.

En aquellos meses le di muchas vueltas a todo, y hablando con mi novia llegué a lo conclusión de que el lama fundador no podía haber estado manipulado por su entorno de discípulos como decía el líder. El lama fundador (LF) era un tipo bastante conocido e importante y fui entendiendo que alguien así no se iba a dejar manipular. 

Tengo que recordar que el líder nos apartó del linaje budista original del LF con la excusa de que este había cedido a las pretensiones soberbias de las mujeres de su entorno. Y que por lo tanto su sistema de enseñanzas era inútil, ellas y ellos irían al infierno, y después de salir de él, si, obtendrían algún mérito por haber ayudado al LF. 

Aquí hubo un problema muy gordo de falta de comunicación por parte de los lamas, y no solo del LF. Nadie nos avisó, mandó una carta o alguna otra cosa, de que el líder era un falso guru. Solo a la gente que salían de allí y le preguntaban se lo decían. Por tanto no teníamos una corroboración externa de la falacia que era aquello.

Solo había pequeñas muestras que para un adepto sectario no son ni suficientes ni muy claras para ayudarle a salir de la secta. Por ejemplo el lama Peter le dejó caer al líder que era un machista delante de las personas que ese día, cuando el lama Peter aun venía a nuestro centro, estábamos allí. Pero todo fue muy suave e insinuante. Otros lamas no solo no dijeron nada, sino que encima ayudaron a la ordenación del nuevo monje de nuestro centro, con lo cual así entendíamos que se le daba credibilidad al líder*. Uno de ellos, un lama Guesse muy importante, era el que según el líder había dado la orden de construir la gompa** que estaría situada en la azotea de la casa de los hombres de nuestro linaje.
Pero nunca nadie nos dijo nada, venían al centro y se iban...dando sin quererlo, una importancia a nuestro centro que pudo ser utilizada con astucia por el líder que luego los despreciaría.

El líder por otro lado, mientras gestaba su terrible labor de aislamiento, alababa a los lamas que veían al centro. Incluso en una de las casas, la que tenía la antigua gompa cuando practicábamos la escuela del LF, había una foto del líder con un lama rimpoché, mostrando su humildad y reverencia al rimpoché, evidentemente de manera más falsa que una moneda de cartón, pero que yo tomaba en un principio como ejemplo de humildad.

En mi fase de rebelión, empecé a pensar en estas cosas...¿que pasaba con los lamas?, ¿porqué dejaron de venir?. ¿era verdad lo que se decía de ellos?...

Lo que si sabía es que a estas alturas no podía ir a ver a ninguno, entre otras cosas, porque todo ha sido tan enrevesado, que no sabía ni del lado en que estaban. Sabía que estaba solo, y es más, llegaba a pensar: si me voy no voy a hablar con ningún lama, porque temía que llegasen a decir, que el líder era un verdadero maestro.

Y así seguí por ese último año de secta...pensando, leyendo y dudando. Pero aún estaba dentro...todavía no me había ido de verdad.





*Para mas información del tema de los lamas ver : capítulo 13ª Legitimidad del Líder.
**Lugar de meditación budista y decorado para esa finalidad.







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