El centro por entonces (mas o menos por al año 2000) se abrió nuevamente al público, pasaron personas por allí sin más, otras se quedaron y fueron constantes. Como cualquier centro tenía sus prácticas que se cumplían religiosamente una vez a la semana. Eran practicas budistas de una tradición autentica (la omito por respeto), en el fondo con el tiempo llegué a comprender que solo era un gancho para captar acólitos.
Por lo visto, el líder tenía permiso para realizar prácticas de esa religión, por eso se le había autorizado a ser el director de esa sede. En algún momento se postuló cuando el anterior director (con quien tenía algún trato) dejo vacante el puesto. Por lo que he sabido después, también cedió la vivienda de una de sus "discípulas" como sede para el centro, lo que unido a estar en el sitio apropiado en el momento adecuado le facilitó llegar al puesto. Es adecuado decir que ser director de un centro budista no quiere decir que seas un maestro (lama) del centro, el maestro real del centro es el lama fundador, este dato lo averigüé muchos años después cuando ya era tarde. Con argucias y engaños el líder se subió de rango por la cara aprovechando el desconocimiento de los funcionamientos reales de estos centros budistas que eran algo muy novedoso y en muchos aspectos desconocidos.
Los
comienzos en una secta destructiva son “bonitos”, se habla, se ayuda, se enseñan textos, que
son reales y funcionan, sacados de verdaderos caminos, de gente realmente sabia
que no tienen ningún interés egoísta. Todo parece normal, es la trampa, es la bella flor carnívora en la cual el insecto cae y poco a poco se va
dando cuenta que ya no puede salir.
Yo no percibí el llamado "bombardeo" de amor típico de las sectas, pero si que había cierto compañerismo y aceptación de los acólitos antiguos conmigo. Aunque de alguna manera, empezaba a sentir cierta filiación y compromiso, allí había algo que no me atraía mucho, con el tiempo comprendería porqué.
El líder en esos primeros años atendía a todos con esfuerzo sobre todo al final de la sesión de enseñanzas, shadana y meditación que duraban unas dos o tres horas. Nada hacía sospechar la legitimidad de todo aquello, que ademas era una asociación registrada legalmente bajo la tutela del lama fundador.
En esos primeros años yo cambié a mejor, me volví mas consciente, mi corazón se abrió mas y comprendí de manera correcta algunos fallos y errores, pero también tenía esperanza y fuerza para cambiar. Todo en general era positivo y creativo. No puedo decir lo contrario, mi mente y corazón se expandieron gracias a las buenas enseñanzas budistas.
El líder en esos primeros años atendía a todos con esfuerzo sobre todo al final de la sesión de enseñanzas, shadana y meditación que duraban unas dos o tres horas. Nada hacía sospechar la legitimidad de todo aquello, que ademas era una asociación registrada legalmente bajo la tutela del lama fundador.
En esos primeros años yo cambié a mejor, me volví mas consciente, mi corazón se abrió mas y comprendí de manera correcta algunos fallos y errores, pero también tenía esperanza y fuerza para cambiar. Todo en general era positivo y creativo. No puedo decir lo contrario, mi mente y corazón se expandieron gracias a las buenas enseñanzas budistas.
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