"Perverso maestro es el diablo, que mezcla muchas veces lo falso con lo verdadero, para encubrir con apariencia de verdad el testimonio del engaño."
SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. IV, p. 76.
En esos años iniciales en la secta el grupo estaba recibiendo una enseñanza "budista". Evidentemente mientras el centro espiritual que estaba abierto todavía al público atrajese a gente inclinada hacia el budismo había que mantener las formas. Y digo esto porque en una fase posterior la sede que teníamos iba a ser cerrada por el lama fundador, y el tipo de enseñanzas cambió y se derivo a un sincretismo de más religiones. Pero este hecho sera motivo de otros capítulos ahora me centraré un poco más con lo que recuerdo de la etapa "budista" de la secta, y lo pongo entre comillas porque ha habido siempre una parte que fue falseada, entre otras cosas porque el líder no tenía rango de maestro y mucho menos de "enviado", Bodhisattva en el lenguaje del budismo. Esto es un ser que según él había alcanzado el nirvana (algo así como el cielo cristiano) en otra vida y bajaba de nuevo al mundo para ayudar a los seres que aún están encadenados a los sufrimientos del mundo.
Por lo tanto él era un Bodhisattva, después se iría llamando enviado, que mas o menos es lo mismo.
Él por ejemplo decía que el lama fundador era un Bodhisattva de la quinta tierra pura*, sin embargo nunca llegué a escuchar de que tierra pura era el líder, si son siete tierras puras debía de venir de alguna.
La terminología budista estaba presente en aquellos años de forma constante: conceptos como Karma, Acciones negativas, reinos inferiores..., y como no, Bodhisattva.
Bueno pues en esta fase llegó el día que como nos había prometido iba a trasmitirnos al monje y a mí, el Bardo Thödol, o sea el llamado "Libro Tibetano de los Muertos". Con esa trasmisión podríamos hacer nosotros la práctica del Bardo (transición entre una vida y otra) a las personas fallecidas.
Me acuerdo que nos dijo que solo podíamos hacer el Bardo, si recibíamos un signo (podía ser un sueño o una señal) sobre esa persona fallecida y que entonces podríamos hacerle el Bardo.
El caso es que el señor C nos llevo en la furgoneta al líder y a mi a casa del monje para hacernos las trasmisión.
Antes de empezar a leer el libro me acuerdo que nos dió una charla. Me daba la impresión de que estaba más dirigida al monje y en ella se hacía mucho incapié en la muerte.
La sensación era para mi bastante incomoda, él explicaba como el monje debía despedirse de todo: adiós a tu ciudad querida, adiós a tus amigos, a tus vivencias...adiós, adiós; y hacía un gesto con la mano de adiós...Todo para mí parecía derrumbarse y lleno de tristeza, un sentimiento que me acompañaría siempre en la secta.
El líder como siempre era muy convincente y se puede decir que aquel atardecer algo de mí moría. Yo también notaba ese adios, pero lo notaba como vacío de todo menos de tristeza. Esto lo achaqué a mi apego al mundo, a los recuerdos, a la vida...sentía un profundo pesar que se unían a los otros pesares que ya tenía allí.
Todo parecía derrumbarse, todo carecía ya de importancia: vida, proyectos, personas, gustos...era para mi inquietante y muy desconcertante
Me acuerdo y como dato curioso que el señor C simplemente pasaba de todo mientras nos daba la charla y la trasmisión. Encendió el televisor, pasando nerviosamente los canales y ajeno a todo aquello, algo que me pareció un acto de desobediencia grave y falta de tacto total. El líder sin embargo no hizo nada, lo miró seriamente sin que el señor C se diera cuenta. Seguramente estaba tomando nota de su actitud y con el tiempo mas otras cosas que hacía el señor C se las achacaría para hundirlo. Entre el señor C y el líder hubo muchos problemas a lo largo de los años.
Aquella trasmisión consistía en leer el texto y hacerle unos añadidos, que nosotros íbamos apuntando a lápiz en los márgenes de cada hoja. El líder parecía ir muy deprisa, y estaba un poco nervioso (con el tiempo he comprendido porqué).
Bueno pues la trasmisión no se llegó a finalizar. Tras apuntar varias anotaciones, que según él se las había dado otros de sus maestros(el lama J, oculto su nombre real) que vivía fuera de nuestra ciudad, no dió tiempo a terminarla y otro día nos dijo que acabaríamos la sesión.
En fin, al final como era de esperar, ese día nunca llegó. Así que siempre me quedé esperando a tener la dichosa trasmisión del Bardo. Cuando mas adelante alguien fallecía el seguía haciéndole el bardo y nosotros no.
Un tiempo después un familiar de un adepto murió, y el líder le hizo el bardo. Nosotros estábamos presentes escuchando y hubo una parafernalia en el rito. El líder trajo una figurilla extraña que portaba una especia de trompeta. La puso en el medio de la sala de meditación y por su trompa echaba humo de incienso. De mientras el líder se puso a hablar con el fallecido indicándole a donde tenía que ir. Parecía indicarle su apego al mundo que debía ya de dejar atrás. El adepto estaba presente, pero tengo que reconocer que a mi me dió un poco la sensación de ser todo un paripé y una simulación, a pesar de lo sugestionable que era el ambiente con el líder hablando y esa figurilla en aquella sala de meditación rodeada de muchos tapices budistas que en la pared que colgaban.
Que decir de todo esto. Por lo visto el líder no tenía derecho a hacer esa trasmisión ya que no está reconocido ni como maestro**. Personalmente no conozco al lama J que supuestamente le dió la trasmisión del Bardo, y no he podido hablar con él porque vive muy lejos. Lo de las anotaciones no se...o las escuchó del lama J, o hizo una componenda a su manera para darnos una impresión de erudición. Lo mismo el bardo lo hizo alguna vez cuando visitó al lama J años atrás, según él, estuvo asistiendo a sus retiros y tenía contacto con él.
El caso es que el señor C nos llevo en la furgoneta al líder y a mi a casa del monje para hacernos las trasmisión.
Antes de empezar a leer el libro me acuerdo que nos dió una charla. Me daba la impresión de que estaba más dirigida al monje y en ella se hacía mucho incapié en la muerte.
La sensación era para mi bastante incomoda, él explicaba como el monje debía despedirse de todo: adiós a tu ciudad querida, adiós a tus amigos, a tus vivencias...adiós, adiós; y hacía un gesto con la mano de adiós...Todo para mí parecía derrumbarse y lleno de tristeza, un sentimiento que me acompañaría siempre en la secta.
El líder como siempre era muy convincente y se puede decir que aquel atardecer algo de mí moría. Yo también notaba ese adios, pero lo notaba como vacío de todo menos de tristeza. Esto lo achaqué a mi apego al mundo, a los recuerdos, a la vida...sentía un profundo pesar que se unían a los otros pesares que ya tenía allí.
Todo parecía derrumbarse, todo carecía ya de importancia: vida, proyectos, personas, gustos...era para mi inquietante y muy desconcertante
Me acuerdo y como dato curioso que el señor C simplemente pasaba de todo mientras nos daba la charla y la trasmisión. Encendió el televisor, pasando nerviosamente los canales y ajeno a todo aquello, algo que me pareció un acto de desobediencia grave y falta de tacto total. El líder sin embargo no hizo nada, lo miró seriamente sin que el señor C se diera cuenta. Seguramente estaba tomando nota de su actitud y con el tiempo mas otras cosas que hacía el señor C se las achacaría para hundirlo. Entre el señor C y el líder hubo muchos problemas a lo largo de los años.
Aquella trasmisión consistía en leer el texto y hacerle unos añadidos, que nosotros íbamos apuntando a lápiz en los márgenes de cada hoja. El líder parecía ir muy deprisa, y estaba un poco nervioso (con el tiempo he comprendido porqué).
Bueno pues la trasmisión no se llegó a finalizar. Tras apuntar varias anotaciones, que según él se las había dado otros de sus maestros(el lama J, oculto su nombre real) que vivía fuera de nuestra ciudad, no dió tiempo a terminarla y otro día nos dijo que acabaríamos la sesión.
En fin, al final como era de esperar, ese día nunca llegó. Así que siempre me quedé esperando a tener la dichosa trasmisión del Bardo. Cuando mas adelante alguien fallecía el seguía haciéndole el bardo y nosotros no.
Un tiempo después un familiar de un adepto murió, y el líder le hizo el bardo. Nosotros estábamos presentes escuchando y hubo una parafernalia en el rito. El líder trajo una figurilla extraña que portaba una especia de trompeta. La puso en el medio de la sala de meditación y por su trompa echaba humo de incienso. De mientras el líder se puso a hablar con el fallecido indicándole a donde tenía que ir. Parecía indicarle su apego al mundo que debía ya de dejar atrás. El adepto estaba presente, pero tengo que reconocer que a mi me dió un poco la sensación de ser todo un paripé y una simulación, a pesar de lo sugestionable que era el ambiente con el líder hablando y esa figurilla en aquella sala de meditación rodeada de muchos tapices budistas que en la pared que colgaban.
Que decir de todo esto. Por lo visto el líder no tenía derecho a hacer esa trasmisión ya que no está reconocido ni como maestro**. Personalmente no conozco al lama J que supuestamente le dió la trasmisión del Bardo, y no he podido hablar con él porque vive muy lejos. Lo de las anotaciones no se...o las escuchó del lama J, o hizo una componenda a su manera para darnos una impresión de erudición. Lo mismo el bardo lo hizo alguna vez cuando visitó al lama J años atrás, según él, estuvo asistiendo a sus retiros y tenía contacto con él.
El caso es que con todo esto consiguió así que nos apartáramos de muchas cosas.
Yo creo que fue una farsa y que por eso no la terminó. Y que ella estaba hecha para que enfocásemos nuestra atención a la secta y nos apartásemos de todo aquello que fuera ajeno a ella. Por eso a lo mejor estaba un poco nervioso, porque no se lo creía ni él. A veces a pesar de ser un mentiroso compulsivo en pequeños gestos se delataba. Como se verá mas adelante tengo mis razones para pensar así. El líder no tiene absolutamente ninguna realización espiritual, su auténtica vida estuvo y estaba rodeada de vicios y disipaciones.
Como era de esperar con el tiempo yo estaba defraudado con esto que nunca se terminó. Como veremos más adelante este hecho de no acabar lo que se empieza sería una norma común en la secta, que empezaba así a estar caracterizada por un cambio constante en sus prácticas de grupo y después en las enseñanzas que con el tiempo dejarían de ser budistas exclusivamente. Hecho que corrobora que todo fue un montaje, pues sin perseverar nunca se llega a nada.
Si tenemos en cuenta lo que se dice en el mismo libro:
"...cada cual puede ejercitarse en la trasferencia de conciencia por si mismo o por un amigo moribundo. pero cuando este ha muerto, solo un lama de elevada espiritualidad es apto para decir esta oración[...]el cuerpo mental, en el estado intermedio, puede fácilmente reconocer los pensamientos imperfectos con frecuencia dispersos y caprichosos de los vivos, lo que aumenta la ira y la pena del muerto, precipitándole en su propia torpeza y obligándolo a caer en un nuevo renacimiento desfavorable[...]tiene que ser un lama quien se encargue de la transferencia de conciencia del muerto[...]de todas formas, conviene saber que la transferencia de la conciencia de un muerto por una persona de poca espiritualidad no tendría ningún sentido, puesto que esta persona no podría invocar al espíritu del muerto.."
Si tenemos en cuenta lo que se dice en el mismo libro:
"...cada cual puede ejercitarse en la trasferencia de conciencia por si mismo o por un amigo moribundo. pero cuando este ha muerto, solo un lama de elevada espiritualidad es apto para decir esta oración[...]el cuerpo mental, en el estado intermedio, puede fácilmente reconocer los pensamientos imperfectos con frecuencia dispersos y caprichosos de los vivos, lo que aumenta la ira y la pena del muerto, precipitándole en su propia torpeza y obligándolo a caer en un nuevo renacimiento desfavorable[...]tiene que ser un lama quien se encargue de la transferencia de conciencia del muerto[...]de todas formas, conviene saber que la transferencia de la conciencia de un muerto por una persona de poca espiritualidad no tendría ningún sentido, puesto que esta persona no podría invocar al espíritu del muerto.."
Evidentemente ninguno de los tres estaríamos cualificados para tal tarea, porque yo nunca escuché que el líder fuese un lama. Es más al hablar con otro lama que conoce el asunto, me dijo que el no era un maestro ni nada de eso.
Lo siento también por el adepto, que creyó que se le hacia el bardo a su padre, pues no serviría para nada.
*Hay que aclarar que realmente en el budismo tibetano no existe la enseñanza de que un boditsatva venga de una tierra pura, vienen de los llamados Bumis que son algo así como niveles de consciencia. Las llamadas tierras puras son espacios puros, que pueden ser ciudades con ese carácter como por ejemplo: Shambala o Tushita.
**Si por lamas de verdad y lo he comprobado, el líder no esta calificado de "lama", este sin embargo ha dado toma de refugio budista ha adeptos porque yo lo he visto, algo que sin ser lama no se puede hacer. Por deducción, si el líder se salta a la torera este detalle, podría fácilmente haberse saltado la norma y haber hecho una cosa como el Bardo sin estar cualificado ni tener permiso para ello.
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